Personal de la Fuerza Aérea inicia durante cada tarde, como es habitual en este año de pandemia, sus actividades nocturnas, verificando los últimos detalles: botas bien lustradas y su uniforme impecable, como es costumbre de quienes visten orgullosos el uniforme de la Institución. Luego, el personal se dirige hasta el sector de revisión médica, donde son chequeados por personal de la Escuadrilla de Sanidad de la Base Aérea Quintero, quienes dan la primera luz verde para iniciar una nueva jornada de servicio.
Artilleros antiaéreos ingresan uno a uno hasta la sala de armas del Grupo de Abastecimiento de la unidad, donde se les entrega un chaleco de protección balística, casco balístico, armamento, comunicaciones y el equipo de protección personal necesario para evitar el contagio de Covid-19. Los aviadores militares utilizan en el desarrollo de sus funciones de resguardo elementos de diferente índole para cumplir en forma eficiente la labor que se les encomendó.
Al mismo tiempo se comienzan a reunir los integrantes del Puesto de Mando que entran de turno. Pilar importantísimo en el desarrollo de cada despliegue, son quienes tienen la misión de coordinar las patrullas y designar las tareas que deben cumplir durante cada jornada, administrar los recursos disponibles y coordinar con el Jefe de la Defensa Nacional, en este caso de la Región de Valparaíso, siempre enfocados a prestar la mayor protección a la ciudadanía.
Minutos antes de la salida, se sienten los motores de los vehículos terrestres que apoyarán la actividad. El comandante de cada patrulla revisa por segunda vez el equipo de protección de quienes se desplegarán, reitera las instrucciones de seguridad, donde se recalca que están enfocados al cuidado de la ciudadanía y que se debe tener precaución ante cualquier incidente, se repasan las reglas de uso de la fuerza (RUF) y por último, se realiza una inspección a que las mascarillas y guantes estén en perfecto estado.
A los pocos minutos, ya desplegados en distintos puntos estratégicos se organizan las prioridades de sector a cubrir, ya sean puntos de control o “check point”, aduanas sanitarias o sectores de patrullaje, todo coordinado y monitoreado por el Puesto de Mando desde la Base Aérea Quintero.
Luego de un servicio que se extiende por 12 horas y ya pasadas las 7 de la mañana, los camiones militares regresan a la base, mientras otros realizan el relevo del personal que, arribando a la unidad militar, son controlados nuevamente por el equipo sanitario, luego se efectúa la devolución del equipo asignado, limpieza y desinfección del armamento y equipos de apoyo. Posteriormente, trasladan sus cascos y equipos tácticos hasta un hangar del Grupo de Mantenimiento, que ha sido destinado como “zona sucia”, instancia donde dichos elementos son sometidos a un exhaustivo proceso de desinfección, cumpliendo de esta forma con los protocolos sanitarios. Después de lo anterior, cada uno de ellos, inicia su merecido tiempo de descanso.
En este año de pandemia cada integrante de la Institución ha demostrado una gran capacidad de resiliencia, profunda vocación de servicio, trabajo en equipo, coraje, espíritu de sacrificio, sentido de pertenencia y un gran amor a la Patria.